Ha pasado más de un año desde que inició la pandemia, y esta época me ha hecho recordar todas las experiencias vividas, donde aprendí y adquirí herramientas para poder resolver problemas o dificultades,
es hoy, donde retomo nuevamente estas competencias que me permiten resolver las dificultades cotidianas lográndolas resolver con buenos resultados
Cuando viví estas experiencias creí que iba ha hacer imposible poderlas lograr, por que en ese momento no contaba con competencias que me permitirían poder resolverlas, sin embargo, a medida que iban pasando los días, me daba cuenta que empezaban a verse los resultados.
Hoy les comparto una de tantas historias que me enseñaron el significado de la resiliencia.
Recuerdo en el año 2002, estaba apunto de viajar a los Estados Unidos, la visa de trabajo ya estaba impresa en mi pasaporte y lo único que faltaba era empacar la maleta y empezar a trabajar en un restaurante, para esquiadores en las montañas de Colorado.
Tan solo faltaba una semana para despegar, Salí de la casa a la universidad y minutos después tuve un accidente en la moto, en una curva un carro se abrió mucho, lo que llevó a sacarme del camino y caí encima del hombro derecho, por suerte un amigo vio el accidente y me auxilio llevándome a la clínica.
Me tomaron radiografías y encontraron que la clavícula derecha estaba fracturada y tenía que tener el brazo inmovilizado 3 meses con un cabestrillo, lo peor o lo mejor de esto (soy derecho) esto me hacía pensar dos cosas, sí me quedaba en casa recuperándome o viajaba a Estados Unidos a trabajar
Me tome una semana para recuperarme un poco, y pensar lo correcto que tenía que hacer, pero esta decisión tenía que tomarla rápido, tan solo habían pasado tres días de incapacidad y tome la decisión, empaque la maleta y la deje lista para el día del viaje, recuerdo muy bien que en casa me decían “como se le ocurre que va a viajar así, piénselo muy bien” pues mi respuesta fue, ya lo pensé muy bien y me voy a Colorado.
Llegó el día, viajé con mi hermana y un primo , lógicamente con mi brazo inmovilizado. Después de 11 horas de camino (dos aviones y un bus) llegamos al hotel (Keystone Resort) , ubicado a 2 horas de Denver, cerca a una ciudad que se llama Dillon.
Creo que ha sido uno de los lugares más lindos que he visto, rodeado de montañas llenas de nieve y un paisaje increíble, a pesar del frío tan bárbaro, sin embargo estaba muy aperado ( sacos, chaquetas, busos, guantes, gorros, bufandas…) Afortunadamente tomé la decisión correcta, ¿qué tal si me hubiera quedado en las montañas de la sabana de Bogotá?
Estando en Colorado ya no podía arrepentirme y tenía que asumir mi decisión, mi clavícula fracturada y no sabía si me dejarían trabajar. Necesite ayuda para bañarme, vestirme, comer, amarrarme los zapatos y sobre todo para acomodarme el corrector de postura y aún más el cabestrillo.
Por el dolor y la incomodidad me costaba mucho trabajo dormir, suelo dormir de medio lado y en este caso tuve que dormir boca arriba, no me podía mover. Pasaron dos o tres días antes de iniciar a trabajar, no sabia que hacer, tomé la decisión de presentarme al restaurante sin el cabestrillo para que no me dijeran nada y pudiera trabajar, me dieron un par de instrucciones e inicie con mis labores, tenía que atender al público, preparar pizzas, pastas, panes, ensaladas, alistar el horno, recoger los platos, pero tenía la clavícula fracturada… Lo que significaba que el brazo no lo podía mover
Los primeros días trabaje sin el cabestrillo, no movía el brazo derecho y lo dejaba pegado al cuerpo, los dolores eran muy fuertes y no habían pastillas que me pudieran frenar el dolor, no me rendia, por que no soy zurdo y tenía que aprender a utilizar el brazo izquierdo para todo.
Sabía que no utilizar el cabestrillo era una estupidez por que no me iba a mejorar, al día siguiente llegué al trabajo, me cambie, y encima del delantal me puse el cabestrillo, sabía que preguntarían que me había pasado, inicie con mis tareas diarias y evidentemente el manager me vio y me preguntó, él pensaba que me había lesionado esquiando, le expliqué que tenía la clavícula fractura por un accidente en moto que había tenido en Colombia, ustedes no se imaginan la cara que hizo, inmediatamente me remitió al manager principal.
Tuve dos minutos para pensar cómo convencerlos, que me dejaran trabajar, ellos tenían mucha duda, no estaban seguros que hacer, pues mi respuesta fue, yo no les pregunté si podía trabajar, por que seguramente me dirán que no, entonces les afirme que sí podía trabajar y que les demostraría que tener la clavícula fracturada y el brazo derecho inmovilizado no me iba a impedir poder hacerlo, ellos al verme tan seguro de lo que estaba diciendo, respondieron “ the time is money”..
Fue un proceso de mucho aprendizaje y creer en mí mismo, aprendí a utilizar mi brazo izquierdo como si fuera el derecho, cocinaba, barría, cortaba, servía, me vestía, aprendí a amarrarme los zapatos con la mano izquierda y lo mejor, logre ponerme el corrector de postura y el cabestrillo mirándome al espejo, no podía depender de nadie y mi sueño no se podía frustrar porque tenía la clavícula fracturada.
Estuve con el brazo inmovilizado tres meses, al principio no fue fácil, sin embargo a medida que fueron pasando los días me daba cuenta que sí lo podía lograr y empecé a creer mas es mi, logre terminar la temporada de invierno y no me arrepentí de haber viajado, que hubiera pasado si mas bien me hubiera quedado en Colombia?
Estando en Colorado, aplace el semestre de la universidad, me encontraba estudiando Psicología, pero lo que aprendí estando allá , no me lo hubieran enseñado en una clase en la universidad
Actualmente soy Psicólogo Clínico, trabajo en terapia fortaleciendo las competencias de los consultantes, haciéndoles creer que son capaces de lograr todo lo que se proponen.. y que no existen limitaciones.
Todos nosotros hemos pasado por momentos difíciles, pero estos mismos nos han dado herramientas que nos permiten ser resilientes y más ahora, gracias a estas situaciones sabemos cómo reaccionar en momentos de dificultad.